Entro a la casa
Con un clavel blanco en mi mano
Allí la veo, frente a la Estufa... cocinando
Me le acerco
en silencio
Sin que ella lo note y la abrazo...
Ella se sobresalta y pega un grito
¡Que animal
soy!
No debí haberme acercado así
Pero quería darle una sorpresa
No quería que me viera
Antes de llegar a
ella
Me regaña...
Sin fijarse en la flor
Que llevo en mi mano
Me tira de una oreja
¡auch! ¡Que dolor!
- ¡Por Dios muchacho! ¡No te me acerques así!
- ¡Un día de estos
- ¡De un susto, tu me vas a matar!
Al verla
así, molesta
Me echo a reír, ¡Qué sinvergüenza!
y le digo
- ¡Ay! por favor mi viejecita linda
- ¡No seas tan cascarrabias!
- Pasaba hoy por aquí y quería
darle una sorpresa
- Mire lo que le traigo
- un lindo clavel blanco
- Que de mi jardín te he cortado
- Para
regalártelo a ti
- ¡Mi viejita malagradecida!
- Le digo con trompita
Y en tono de guasa... abrazándola nuevamente
Es entonces
que ella se percata
y casi se hecha a llorar
Dándome un beso bien fuerte en la mejilla
Me quita el clavel de las
manos
y lo abraza contra su corazón
Enternecida
me mira
En sus ojos puedo notar tanta dulzura
Todo su amor...
Toda la ternura que siente por mí
Mi viejita
querida...
La amo...
ella es todo mi ser
Todo mi corazón
De ella emana ternura... cariño
Sacrificio, trabajo, sudor...
Yo estuve
dentro de ella
Y ahora ella esta dentro de mi
Y por mi Dios
Que de allí, nunca...
Aun cuando ella, Dios no
lo permita
Muera... no la dejare salir.
Héctor Montes